jueves, 19 de agosto de 2010

Día 22: Delhi

El autocar siguió pegando botes hasta que sobre las 7 llegó a Delhi. Para mi fue la noche en la que peor he podido dormir en el viaje.
El fin del trayecto era bastante lejos del centro de la ciudad. Clásica batalla por el taxi o rickshaw, acabamos pagando la mitad de lo que le clavan al resto de turistas.
Sobre Paharganj dice la Lonely: “no es un barrio recomendable para todo el mundo, ya que en sus calles circulan drogas y personajes siniestros…” Pues antes de las 8, andábamos por allí, no nos pareció que fuera para tanto. Para lo que es la India, era normal, y como está cerca de la estación de trenes, es la zona favorita de los mochileros, se veían bastantes turistas. Nuestro hotel, tenía hasta ventanas que es un lujo para la zona. Nos gustó, para mi recomendable (Rak International).
Aunque para rematar la mala pinta del barrio, resultó que dos días antes de llegar nosotros cayó en Delhi la mayor tormenta de los últimos años, y los edificios de la calle principal se habían venido abajo. Brutal. Otra cosa difícil de explicar, ni las fotos captan el panorama que había. Más de la mitad de las fachadas ahora eran escombros en medio de la calle, las casas e incluso algunos hoteles, eran tipo 13 rue del Percebe, verlo para creerlo. Pero estaban todos tranquilos, no había dramatismo. Ya estaban manos a la obra, arreglando lo que se podía. Y nosotros que sin duda hemos evolucionado mucho en estas 3 semanas, porque ahora ibamos esquivando montañas de escombros tranquilamente. Si aparecemos allí el primer día, nos da algo.
Descansamos un rato en el hotel, ducha y a por Delhi.
Desayunamos en un sitio en el que me pido un “spanish breakfast” que estaba muy bien, incluso tenía un intento de tortilla de patatas.
Las visitas culturales las empezamos por la Jama Masjid, una mezquita muy grande que construyó el del Taj Mahal. En la puerta, corrupción y mala educación habitual, acabamos entrando de uno en uno porque pretendían clavarnos 200 rupias por llevar cámara (primero pedían el doble). La mezquita es bonita, el patio muy grande, dicen que caben 25 mil personas, aunque a mi me gustó más la de Fathepur Sikri. Mientras espero que la María haga la visita, veo como los de la puerta les montan también una bronca absurda a 5 italianos. En este país necesitan urgentemente cursillos de como tratar al turista.
El siguiente punto, para mi era otro momento importante del viaje: el Gandhi Memorial. Es un museo dedicado a Gandhi, muy tranquilo, casi no había turistas occidentales y tampoco indios (que pasen así de Gandhi, sirve mucho para entender las cosas que pasan hoy en día). Muy interesante, sencillo, van explicando con fotos y reliquias toda la vida de Gandhi. Impresiona ver una de las balas que le extrajeron del cuerpo, la ropa manchada de sangre y todas las perteniencias que tenía el hombre cuando murió: 4 trapos, libros, unas gafas, un bastón, tres estatuillas de unos monos y ya.
Para comer queremos ir a Connaught Place, una zona en teoría más moderna, con buenos restaurantes y zonas comerciales. Lástima que está todo patas arriba y una vez más hay que caminar entre barro, ladrillos, tubos, charcos, etc. Aun así, podemos comer en un sitio tranquilo y con un buen aire acondicionado. El calor en Delhi vuelve a ser especialmente asfixiante, en esta ciudad hay una humedad más pegajosa que en el resto, supongo que será por la contaminación y la superpoblación.
Después ya volvemos al barrio de nuestro hotel. Nuevos paseos, algún bazar, buena cena y a descansar.

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